El Programa Regio, financiado porla Unión Europea, promueve la cooperación entre dos regiones europeas asociadas a través de un proyecto común. En este caso, las dos regiones que colaboran con la entidad gallega son el Baixo Miño, en Galicia (España) yla Région Nord-Pas-de-Calais (Francia). El proyecto pretende promover la inclusión social de personas con discapacidad intelectual y motriz y personas con enfermedades mentales.
Esta iniciativa tiene una duración de dos años y los participantes, que suman un total de 800 personas, disfrutaron desde el inicio del convenio, en septiembre de 2011, de un amplio programa de actividades organizadas por dos centros educativos, el IES A Sangriña y el CEIP A Sangriña, y por las asociaciones San Xerome Emiliani y Avelaíña. Entre las actividades realizadas destacan algunas como talleres de fotografía, teatro y musicoterapia, ciclos de cine y actividades deportivas.
La pasada semana, el equipo de coordinadores en nuestra comunidad se desplazó a la región francesa asociada para participar en el seminario de evaluación intermedia del proyecto y para planificar las actividades del segundo año de colaboración.
Las sesiones de trabajo tuvieron lugar en el Collège Boris Vian de Dunkerque y el Institut Vancauwnbergue de Zuydecoote, centro especial de atención a personas con discapacidad.
Tanto el profesorado como las autoridades valoraron de forma muy positiva el trabajo realizado en el Centro de Avelaíña. En todo momento, estuvieron apoyados por el alcalde de Zuydecoote, Paul Christophe, la inspectora de Educación dela Xuntade Galicia, Teresa Fournol, y la Eurodiputada Ana Miranda.
En octubre se tiene previsto un viaje a Francia en el que participarán dos usuarios de Avelaíña y un técnico de la Asociación. En este sentido, la psicóloga de Avelaíña manifiesta que “esta actividad ha sido muy bien acogida por nuestros usuarios, con un gran porcentaje de participación, mayor al esperado por nuestros profesionales, ya que muchas de estas personas tienen importantes dificultades para interactuar socialmente”.
Otro aspecto muy positivo es la lucha contra la estigmatización, ya que al participar con otros colectivos de discapacidad intelectual, adolescentes y niños, han mejorado su convivencia en un entorno más normalizado, permitiendo el establecimiento de nuevas relaciones personales y su integración social, rompiendo los falsos mitos que estigmatizan a las personas que sufren este tipo de dolencias.